La contienda que podrí­a matar un idioma

2019-04-09

Cada dos semanas muere una lengua. La diversidad lingí¼í­stica está en declive y aquí­ os hablamos de una de las lenguas que está en peligro, el ayapaneco.

De los innumerables idiomas y dialectos que se hablan en todo el mundo, una gran mayoría se están extinguiendo poco a poco. Las migraciones masivas hacia las grandes urbes dejan a las zonas rurales que tienen sus propias lenguas sin nuevos hablantes que puedan asegurar un gran futuro para su lengua materna.

Una de estas lenguas en peligro de extincián es el ayapaneco, lengua indígena de siglos de antigüedad, hablado en la localidad de Ayapa, México. Ha resistido invasiones, plagas, guerras interminables y la siempre invasora lengua española, que ha ido dañando lentamente cualquier otra forma de comunicacián en el país. De hecho, el ayapaneco está tan cerca de desaparecer que, según algunas fuentes, sálo quedan dos hablantes: Manuel Segovia e Isidro Velázquez, los dos de setenta años de edad, y, para colmo, no se hablan entre ellos.

En teoria, no hay un solo acontecimiento que haya abierto una brecha en su amistad y condenado el destino de ayapaneco. Parece que la enemistad ya venía de lejos, y cuando todos los demás hablantes fallecieron, sálo quedaron ellos dos, los que ni se hablaban. Qué gran ironía.

Y ahora, el giro de esta trama: toda la historia es completamente falsa. Aunque el ayapaneco es una lengua en peligro de extincián, todavía hay unos quince hablantes que la usan regularmente, y en lo que respecta a los señores Manuel e Isidro, en realidad siempre fueron buenos amigos. Esta pequeña mentira irrumpiá en los medios de comunicacián alrededor de 2010, y tuvo el sorprendente efecto de llamar la atencián sobre las lenguas en peligro de extincián, aunque fuera con esta fake news que anunciaba su inminente desaparicián.

La verdad es que funcioná. Desde que la noticia empezá a extenderse como la pálvora y a captar la imaginacián del público, ha habido un renovado interés en preservar estas casi extinguidas lenguas por parte de los gobiernos y otras instituciones culturales.

Entonces, ¿merecía la pena recurrir a esta estratagema para dar visibilidad a esta cuestián? Bueno, eso lo decide cada uno, pero a veces ante circunstancias desesperadas hay que recurrir a medidas desesperadas. ¡Y de paso todos nos reímos!

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