La Navidad alrededor del mundo

2019-12-11

Vuelve a ser esa época del año otra vez. Luces por todas partes, árboles decorados, regalos envueltos y pastillas contra la acidez en el bolsillo.

Y, aunque no podemos decir que sea una tradicián, nuestra recopilacián de los rituales más extraños de estas fiestas vuelve a estar aquí.

Veamos cámo el mundo se vuelve completamente chiflado a la que cae el primer copo de nieve y empiezan a sonar los cascabeles.

Ursul el oso que baila

Rumanía siempre ha sido un país de amplias y ricas tradiciones y supersticiones. Aunque el mundo moderno ha ido erosionándolas poco a poco, Ursul el oso que baila, sigue gozando de buena salud en las regiones de Bucovina y Moldavia.

Los osos suelen representarse como criaturas tiernas y adorables, sobre todo si están dirigidos a niños. Pero en realidad, es un superdepredador que nos arrancaría la cabeza si creyera que es un bocado apetecible. Es por eso que los trajes que llevan los bailarines representan este aspecto del animal. Y aunque los hay que van desde lo más realistas a los más básicos y un tanto ridículos, no suelen tener el aspecto de los ositos de peluche que tanto nos gustan abrazar. Los disfraces tienen un aire extraño y siniestro.

Como contrapunto a estos inquietantes disfraces, el baile en sí es un acto animado y divertido en el que los osos fertilizan la tierra para el año que viene. Lo que no nos queda claro es cámo hacen eso exactamente.

Palo Volador

¿Qué sería de una lista de tradiciones navideñas sin la inclusián de un dios mesoamericano autoflagelador que exige sacrificios humanos para seguir enviando buenos augurios? Xipe Topec era un dios de muchas cosas para los aztecas, desde la agricultura, el viento y la lluvia a la enfermedad, la muerte y los orfebres entre otras cosas. Naturalmente, una figura tan importante necesita atencián durante el solsticio de invierno. Pero como la habitual adoracián a través del sacrificio humano está algo pasada de moda en el siglo XXI, teníamos que dar con algo un poco más moderado.

Que no se equivoque nadie, porque el baile del Palo Volador sigue siendo una temeridad de pleno derecho. Tres hombres escalan hasta lo más alto de un palo talado de un árbol (con el permiso de los dioses de la montaña). Mientras uno de ellos toca el tambor y la flauta, los otros dos se lanzan al vacío con una cuerda atada a uno de los pies. Si caen de pie, el dios del sol estará contento y los días empezarán a ser más largos.

Quizá debamos aclarar que los saltadores no siempre caen de pie. Y aunque no es ninguna sorpresa que los días vayan haciéndose más largos de todos modos, es una pena que no haya un Dios al que rezarle para aliviar el dolor de cabeza.

Mari Lwyd

Para muchos, basta con escuchar la palabra Gales para soñar con prados verdes y una tierra llena de leyendas, cuentos, hadas y druidas. Por eso, cuando llegan las Navidades, es normal que parte de ese folclore tan rico haga aparicián en la vida cotidiana, aunque a veces sea de una manera un tanto espeluznante.

Mari Lwyd (o Yegua Gris) consiste en hacerse con el cráneo de un caballo muerto y unirlo a una sábana blanca, dándole la apariencia de un corcel fantasmagárico del ultramundo, mientras se pasea por las calles cantando canciones populares. A veces, los portadores llaman a las puertas de las casas, cráneo de caballo en mano, en lo que debe ser un recuerdo súpernavideño para el pobre diablo que abra la puerta. En el caso que la víctima sobreviva al inevitable infarto, puede invitar a pasar a la comitiva y ofrecerles unos tragos.

Es nuestro deber indicar que tras varias visitas a las casas, el cráneo del caballo sale por la puerta con algunos adornos extra, como bolas del árbol de navidad en los ojos o cuernos de reno de plástico, cortesía de alguna copa de más. Aunque seguro que la intencián era la de animar un aspecto tan lúgubre, a veces acaba siendo incluso más macabro.

 

¡Feliz Navidad a todos!

Leave your comment!

More...